lunes, 2 de agosto de 2010

El Teletrófono de Meucci

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Si hoy no está de muy mal humor y tiene algo de tiempo, le propongo un ejercicio mental. ¿Le parece? Sigame y tome asiento. Por acá.
No, no tengo sofá. Ni chaise longue de psicólogo.
Vea imagine que usted es usted. Sin caras raras que no estoy embromando. Digo, imagine que usted es usted y descubre...digamos...la cura del resfriado simple. En todas sus variantes, ya que imaginamos que sea a lo grande pero sin involucrar enfermedades serias. Y es usted mismo, que salvo que sea médico, científico o un profesional del rubro, tiene muy pocas chances de poder descubrir la cura de semejante flagelo de la humanidad.
Ahora bien, junta todos los papeles necesarios, llama a un abogado e inicia el trámite de patentamiento.
Como le piden mucha, pero mucha plata y no quiere pedirle prestado a nadie para que no se corra la bola y le aparezcan indeseables, (como esos parientes que le piden plata cuando saben que se quedó sin trabajo pero  le han pagado la indemnización) usted paga un documento que declara que  tiene el trámite en ejecución y que el invento es suyo. Lo paga el primer año, lo paga el segundo, los papeles no caminan y el tercer año no tiene fondos para pagar.
Oh casualidad, la Bayer A.G. (que no tiene nada que ver pero le uso el nombre para ejemplificar) ese mismo año saca una patente y comienza a comercializar la cura de ese flagelo de la humanidad, llenándose de fama, dinero y poder político mundial.
Usted le pide a su abogado que recupere los papeles del registro de patentes para litigar y este le dice que se olvidó de entregarlos y se perdieron en un incendio.
Luego de salir de terapia intensiva y haber terminado todos los improperios que sabia y algunos que no tenía ni idea que conocía, usted deberá resignarse y ver como sus causas judiciales nunca avanzan y la Bayer  Aktiengesellshaft es renombrada como la salvadora de la humanidad. 
Usted se muere. No no hace falta que imagine tanto. Delo por hecho, no sea que lo atrape el papel. Pasan años y años. En las escuelas y en las universidades se enseña que Bayer inventó la cura del resfriado simple. Se escriben libros, filman documentales, películas y notas en Wikipedia y Taringa. Pero Oh sorpresa ¡¡ Cientotreintaiun (131) años después, su juicio obtiene veredicto favorable y usted es reconocido como el inventor que salvó a la humanidad de tanto moco sin objeto.
La verdad es que usted no se entera (porque ya está muerto ¿se acuerda?) y encima sus descendientes no recibirán un solo centavo pues ya han caducado todas las regalías del producto. Incluso la enfermedad ha sido erradicada y en esa época hay otra mucho más virulenta que lo hace estornudar para adentro produciendo daños sólo comparables con la implosión de un minisubmarino.
No se deprima. Pare de llorar que  es sólo un ejercicio imaginativo. Vamos, ánimo. No sea chiquilín. Si, ya sé que se parece a nuestras vidas, pero era jugando. ¿Se acuerda?, ni siquiera tengo sofá, ni chaise longue como los psicólogos. Tome un pañuelo. Suénese los mocos. No, no me lo devuelva, son descartables.
Traigo el tema a colación porque el 11 de junio del año 2002, 131 años después, el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los EE.UU. publicó la Resolución Nº 269 por la que reconoce que fue Antonio Meucci y no Graham Bell  quien inventó nada menos que el teléfono en 1871.
Antonio Santi Giuseppe Meucci había nacido antes que nuestra propia nación el 13 de abril de 1808 en la preciosa Florencia. En realidad en un barrio periférico que en la actualidad forma parte de la ciudad y que se llamaba San Frediano. De allí tomamos la foto de la placa de mármol indicando dicha notoria cuna.
Su primer invento lo pueden ver en la  fotografía de abajo y se trata de un teléfono neumático (precursor de su Teletrófono) que aún hoy utilizan en el Teatro Della Pergola allí en Florencia y que luego perfeccionó en el Teatro Tacón de La Habana, lugar donde se radicó por varios años. Estos adminículos son en realidad operados por medio de la presión del aire dentro de un cilindro. Son los mismos que fueran utilizados en los buques de la marina para comunicar los diferentes ámbitos en forma simultánea. En la aplicación naval se tapaba el orificio mediante un silbato, de tal forma que quien llamara, primero debía soplar con fuerza para hacer sonar el silbato y luego si, cuando lo atendieran, dedicarse a hablar. Este no es el invento plagiado por Bell.
Meucci no era ningún improvisado sino que había estudiado Ingeniería química e Ingeniería industrial (mecánica) en la academia de Bellas Artes de Florencia, pero era un muchacho volcado a la política y fue encarcelado en algún momento de 1833 o 1834 por participar en el Movimiento de Liberación Italiano. Luego fue acusado de participar en una conspiración del Movimiento de Unificación Italiana y fue encarcelado tres meses más.
Así la decisión de trabajar como tramoyista en un teatro de La Habana no resultaba una alternativa para nada despreciable.
En 1850 se radica en EE.UU. más precisamente en Clifton, en Staten Island cerca de New York, donde permanecería por el resto de sus días negándose a aprender inglés. Allí fue siempre respetado viviendo de lo producido por una fábrica de velas y ayudando a cualquier italiano que necesitara una mano amiga. En su visita a EE.UU. el mismísimo Garibaldi visitó expresamente a Meucci. Tal es el caso que el museo dedicado a estos prohombres italianos es New York es el mismo y cuenta con sendas estatuas alusivas.

Su esposa sufría de una enfermedad que la limitaba en sus desplazamientos así que Meucci desarrolló un aparato que le permitiera comunicarse con ella sin andar a los gritos todo el día.
El lector atento notará que transcurren los años de experimentación con la electricidad y el electromagnetismo. Si no lo notó ahora se lo estoy diciendo. Así es como existiendo una necesidad Meucci encuentra una solución utilizando la moderna tecnología tal como cualquier ingeniero haría.
Los inventores de la anécdotas históricas nos cuentan que el primer diálogo telefónico fue el siguiente:

Antonio- ¿Cómo estás, querida?, soy yo, Antonio, ¿me oyes bien?
Ester    - Muy bien! - gritó.
Antonio- No hables tan fuerte, ¿quieres dejarme sordo? - replicó sonriendo.
Aplausos para el ingenio del historiador.
Tan bien funcionó el aparato, que intentó fundar la “Teletrophone Company” pero sólo logró reunir 20 dólares de sus amigos, así que realizó demostraciones en público con cantantes de Opera , cuyas sonoras voces eran transmitidas por ese "telégrafo parlante" en busca de inversores que lo financiaran.
Les copio y pego lo que pasó según la Wiki, que parece tener el texto menos mentiroso:
En 1860 Meucci saca a la luz su invento. En una demostración pública, la voz de un cantante es reproducida a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva York publica una descripción del invento y un tal Sr. Bendelari se lleva a Italia un prototipo y documentación para producirlo allí, pero no se vuelve a saber de él, como tampoco se materializa ninguna de las ofertas que surgen tras la demostración.
Meucci, en una situación económica precaria, se ve obligado a vender los derechos de sus otros inventos para sostenerse y a duras penas puede ir pagando los gastos de la patente del teléfono. Un accidente, la explosión del vapor Westfield, del que sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio a un prestamista por 6 $. Cuando, una vez repuesto, vuelve para recuperarlos la casa de empeño dice haberlos vendido a un hombre joven al que nunca se pudo identificar.
Meucci trabaja intensamente en la reconstrucción de su mayor invento, consciente de que alguien puede robarle la patente, pero incapaz de reunir los 250 $ que cuesta la patente definitiva, tiene que conformarse con un trámite preliminar de presentación de documentación que registra el 28 de diciembre de 1871 y que puede permitirse renovar sólo en 1872 y 1873.
En cuanto tiene el acuse de recibo de Patentes, vuelve a empeñarse en demostrar el potencial de su invento. Para ello, ofrece una demostración del telégrafo parlante a un empresario llamado Edward B. Grant, vicepresidente de una filial de la Western Union Telegraph Company. Cada vez que Meucci trataba de avanzar, se le decía que no había hueco para su demostración, así que a los dos años, Meucci pidió que le devolvieran su material, a lo que le contestaron que se había perdido.
En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describe el teléfono pero lo refiere como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los Estados Unidos en Washington, algo que nunca sucedió. Sin embargo, un amigo que tenía contactos en Washington, se enteró de que toda la documentación referente al telégrafo parlante registrada por Meucci se había perdido. Una investigación posterior puso en evidencia un delito de prevaricación por parte de algunos empleados de la oficina de patentes con la compañía de Bell. En un litigio posterior entre Bell y Western Union, afloró que existía un acuerdo por el cual Bell pagaría a la Western Union un 20% de los beneficios derivados de la comercialización de su invento durante 17 años.
En el proceso legal de 1886, tuvo que lidiar, incluso contra sus propios abogados, presionados por el poderoso Bell, pero Meucci supo hacer entender al juez que no cabía duda en cuanto a la autoría del invento registrado. A pesar de la declaración pública del entonces Secretario de Estado: “existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono". A pesar de que el gobierno de Estados Unidos. inició acciones legales por fraude contra la patente de Bell, el proceso fue embarrancado en el arenal de los recursos por los abogados de Bell, hasta cerrarse a la muerte de Meucci en 1896.
Los otros inventos que la mujer de Meucci debió vender por tan solo 6 dólares eran , nada más ni nada menos que el de la utilización de la Parafina en la fabricación de velas y un sistema de filtros para la depuración de agua. También se le atribuye la invención del electrochoque y de haberlo impulsado en La Habana.
La versión más ridícula y que demuestra la falta de conocimientos técnicos de uno de los redactores biógrafos dice que un día en que Meucci (!!ahora es médico ¡¡) iba a administrar los choques eléctricos a un amigo, dejó a éste en una habitación mientras  ultimaba detalles en otra. Su amigo habló y él oyó lo que le decía saliendo de los cables de cobre que unían las dos habitaciones. (que imaginación ¡¡¡) Su amigo había hablado encima de ellos. Al momento, se dio cuenta del potencial que tenía todo aquello.
(Pleasse que alguien patee a este biógrafo amigo en la cabeza a ver si se le acomodan las ideas).

La descripción correcta cuya autoría se le puede atribuir al mismísimo Meucci, evitando la casualística conveniente solo para el relato, nos cuenta que:
“El invento consiste en un diafragma vibrante y en un magneto electrizado por un hilo en espiral que lo envuelve. El diafragma, al vibrar el sonido de la palabra, en cada vibración altera la corriente del magneto y produce una serie de interrupciones eléctricas muy rápidas, como los movimientos vibratorios del diafragma. Estas alteraciones de corriente, al transmitirse a la otra punta del hilo, imprimen análogas vibraciones al diafragma receptor y reproducen la palabra”.
Si, lo que quedó de uno de ellos

El tiempo ha pasado y todos en EE.UU.continúan aferrados a la idea de que el físico escocés Alexander Graham Bell inventó el adminiculo. Si , el mismo Bell que fuera dueño y fundador de la Bell Company, actual "AT&T". mientras en la madre Italia y en la Little Italy redescubren la paternidad en Meucci.
En la red podrán leer muchas informaciones cruzadas que manejan algunas versiones ridículas o exponen variantes muy interesantes. Como si estuviera leyendo en uno de esos sitios de historias inventadas no sabrá que parte puede creer y cual es definitivamente ridícula.
Para Meucci toda mi empatía, pues como usted habrá notado en el ejercicio original, es mucho más fácil compenetrarse con la situación del estafado que con la del estafador.
Taluego.

Fuentes consultadas: Historias de la ciencia, Wikipedia, Club Planeta, Biografías y Vidas, Sandra Meucci Book

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Pero no olvide mencionar la fuente.
NINGÚN TEXTO ES ANÓNIMO.

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El artículo El Teletrófono de Meucci fue publicado por OPin el lunes, 2 de agosto de 2010. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 12 comentarios: en el post El Teletrófono de Meucci

12 comentarios:

  1. Interesante historia. No conocìa los pormenores.

    alguno de los jueces se llamaba Oyahrbide?

    Bueno, al menos, Meucci es el muerto màs rico del cementerio!!

    Saludos

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  2. Es exactamente por eso que he decidido no mover un sólo dedo o poner una sola neurona a trabajar para el avance de la tecnología y la evolución humana.

    ¡Cuantos dolores de cabeza (y bolsillo) me voy a ahorrar!

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  3. Don Gaucho: Hombre veloz si los hay. Vino montado en su pingo y ya comentó...
    No Oyahrbide estaba trabajando para Edison y no pudo intervenir.
    ¿Será verdad lo de Meucci?. ¿No será un invento del Mostro?

    Doña Maga: Y lo bien que hace mi amiga.
    Después del helado de chocolate y naranja todo nuevo invento no aporta nada.
    Disfrute lo que hay que está nuevito. ¿Para qué necesitamos más?

    Un abrazo a ambos

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  4. Interesante historia, relatada con la maestría y el humor que le caracterizan.

    Mejor no inventar nada, verdad? solo alguna historia con final feliz, y de poca utilidad :-)

    Un sonrisa,Opin.

    Noah

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  5. No es sino una historia y logro más de los que E.E.U.U. se quiere apoderar, dando cuenta con el tiempo que dicho país se construye de diversas culturas del mundo no como influencia sino ya como robo.
    La persona mas reconocida de USA debe ser Arnold Schwarzenegger y no justamente porque haya hecho de su estudio su profesión y vida ya que estudió psicología y con todo el dinero ganado hasta ahora con el físico-culturismo y su puesto en el gobierno, todavía debe estar pagando sus estudios!
    Creo que es claro... USA... no me simpatizas!

    Saludos desde mi "nueva" ( pero no única) guarida!

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  6. Doña Noah: Que alegría que esté en línea y disfrutando de unas merecidas vacaciones en casa.
    La historia es interesante pero en cierta forma repetida. Estoy preparando posts sobre historias mucho más negras.
    Cariños

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  7. Don Pino: Entiendo su punto, pero me parece que éste pésimo actor goza de tanto dinero que ya nada le preocupa ni debe pagar.
    OPin / Pino, ¿que loco no?
    Muchas gracias por comentar.
    Un abrazo y siga con sus guaridas

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  8. Si volviéramos a las latitas con hilo...(gesto de nostalgia),menos gastos, menos avivados, más cercanías personales,más inocencia ¡todavía! pero más testigos para escuchas "queti".mmm Voy a valorar nomás a cualquier inventor.
    Gracias por los datos.Aprendí algo. Si me quita el sueño averiguo más,y vengo a descargar. Buenas noches

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  9. Doña Mónica: Tiene toda la razón. Dos latitas y un piolín tienen mucha más magia.
    Gracias por pasar.
    Un cariño y buenas noches.

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  10. Tiemble Opin! como "transpiro" yo para leer toodo lo lindo que hay acá.
    La verdad es que me pierdo en ídentificar fácil y rápido sus actualizaciones.
    Es probable que, con más tiempo,le deje comentarios en entradas antiguas porque me gustan sus escritos.Ahora no, son las 5 de la matina y hoy retomo la ofi.Solo estoy para calmar mis nerrrvios, parece el 1er.día, hace tantos años.Qué lindo era estar en casucha al calor de l@s amig@s virtuales!
    Volveré y agrandaremos el club.

    Que tenga un lindo día
    Cariños

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  11. Todavía no me aprobó el comentario y no recuerdo si puse "al calor",de ser así, tá mal.Era "al abrigo".
    Ve? esta gallina (xeneixe ja!) va turuleca a pasar molinetes, policetes y diversidad de gentes.
    Un abrazete

    ResponderEliminar
  12. Doña Mónica: Lógica emoción e insomnio, seguramente todo andará de parabienes y se tranquilizará la neurona intrépida que no la deja dormir.
    Abracetes

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